






















Diseñada en planta baja con proyección a futuro, esta vivienda en L prioriza la funcionalidad y los espacios amplios. La fachada combina volúmenes puros, piedra natural y techos de losa de hormigón visto, con la puerta de ingreso como protagonista. Canteros estratégicos en el acceso aportan verde visible desde el interior.
El interior destaca por su cocina con isla, eje central del espacio y corazón social del hogar, conectada visual y funcionalmente con el living.
En el jardín, la pileta revestida en piedra Bali, el fogonero y el deck de madera conforman una atmósfera cálida y de encuentro. El interior exhibe una paleta de madera quemada, mobiliario de estilo industrial y texturas intensas en muros, con una fuerte presencia de materiales nobles tanto adentro como afuera.